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domingo, 5 de diciembre de 2010

Desmontando "MITOS"

Nos hemos preguntado por las consecuencias que puede tener en la lucha contra la violencia de género la persistencia de “mitos” asociados. “La tendencia a encasillar paraliza en muchos casos a la propia víctima. Es especialmente peligroso que se reproduzcan los mitos y estereotipos en los medios de comunicación. Los medios tienen que ser conscientes de su poder y su responsabilidad y mostrar la diversidad de situaciones y de perfiles que rodean a la violencia de género. No hay que mostrar a la sociedad sólo las frías cifras, también todo lo que hay detrás, las condenas que reciben los agresores, las formas de prevenir, etc. La experiencia del día a día en los servicios especializados nos ha desmontado todos los mitos que giran alrededor de la violencia de género, así que basta ya de reproducirlos”

>> “La violencia machista es fruto de un estallido, de una pérdida del control, de los nervios del momento”
Es un mito, totalmente falso. La violencia de género es un exponente de la desigualdad que vivimos en nuestras sociedades. No surge de un estallido, surge del intento de controlar a la otra persona hasta el extremo.
>> “Los agresores son adictos al acohol o lo hacen bajo el efecto de las drogas”
No es así en la gran mayoría de casos. El consumo de sustancias y de alcohol puede agravar una situación de violencia de género, pero no es la causa de ella. Muchísima gente bebe alcohol y consumen drogas y no agreden a su pareja.
>> “Los maltratadores sufren una enfermedad mental”
Es totalmente falso. Prácticamente la totalidad de los agresores no tienen enfermedad mental.
>> “El maltrato se da principalmente en familias de bajos ingresos y etnias minoritarias. Lo sufren más las mujeres de bajo nivel cultural y las mujeres inmigrantes”
El maltrato se da en todas las clases sociales, lo sufren mujeres de todos los niveles de formación, con empleo… Durante mucho tiempo se ha mantenido este mito en la cabeza de mucha gente, se ha pensando que las mujeres víctimas de violencia eran mujeres de una cierta edad, recluidas en casa, etc., cuando las cifras demuestran que entre un 60 y un 70% de las víctimas son menores de 45 años. Además más del 50% de las mujeres maltratadas tienen estudios medios y superiores y más del 50% son trabajadoras en activo (que serían más si no fuera por esta situación de crisis que vivimos).
Lo mismo pasa con el perfil de los agresores. Hay hombres maltratadores en todos los estratos sociales y de todo tipo de formación.
 Según datos del Ministerio de Igualdad el 63,6% de las mujeres asesinadas víctimas de la violencia machista en 2009 eran españolas. A pesar de esto, la tasa es mucho mas elevada en mujeres extranjeras, representando cerca de 9 fallecidas por millón de mujeres extranjeras que viven en nuestro país frente a la tasa de las mujeres españolas asesinadas que fue de cerca de 2 por millón. Existe un reconocimiento internacional acerca de la doble vulnerabilidad a sufrir esta violencia, por ser mujer y por ser migrante, de estas mujeres. En el caso de las mujeres en situación administrativa irregular, estaríamos ante una situación de triple vulnerabilidad. Todo esto tiene que ver con las condiciones específicas que viven: dificultades económicas y lingüísticas, inexistencia de una red familiar y social de apoyo, desconocimiento de las leyes, y desconfianza de las instituciones, entre otras. Muchas mujeres inmigrantes viven una situación de vulnerabilidad especial, pero las mujeres españolas están también expuestas, lo único que las diferencia, es que quizás las españolas tengan una mayor facilidad para acceder a los recursos disponibles.

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