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jueves, 9 de diciembre de 2010

Aisha era una niña.

  Blog de Pedro Zerolo
En uno de mis últimos artículos denuncié el caso de Aisha Ibrahim. La información publicada hasta entonces decía que Aisha fue enterrada hasta el cuello y apedreada hasta su muerte. Que la ejecución fue llevada a cabo por más de cien hombres, y más de mil personas habían observaron esta manifestación de inhumanidad. Contaron que el apedreamiento fue lento y la agonía muy larga. Se decía que Aisha era una mujer somalí de 23 años y que había sido condenada a muerte por adulterio. Pues bien, la historia es peor aún si cabe.
Según ha revelado Amnistía Internacional y ha recogido el diario El País, Aisha tenía sólo 13 años. Era una niña que ni siquiera había alcanzado la adolescencia. Con engaños fue llevada a una playa donde tres hombres de un clan poderoso la violaron, uno detrás de otro, sin tener en cuenta ni su edad, ni sus ruegos y ni sus súplicas. Consiguieron, además, que después de que Aisha denunciara a sus tres violadores, retirara la denuncia bajo la promesa de dejarla regresar con su familia a Mogadiscio. Ella sólo quería volver a un lugar donde sentirse segura, al seno de una familia que le había aconsejado que denunciara a sus agresores, como finalmente así hizo. Y esto fue lo que la condujo a acabar dilapidada. De acuerdo con la nueva información, los familiares de sus agresores la convencieron para que acudiera al tribunal islámico, retirara su acusación y perdonara a los tres violadores. Le darían dinero para volver a su casa, le dijeron. Ella accedió, pensando que podría volver a ver a los suyos. Una vez retiró la acusación, los mismos familiares de los agresores acusaron a Aisha. Así Aisha, fue arrestada, acusada de adulterio, de mantener relaciones sexuales sin estar casada y de extorsión. La niña Aisha fue violada, engañada, falsamente acusada, juzgada sin garantía alguna y luego ejecutada, esto es, la mataron.
Coincido con David Copeman, adjunto de investigación y acción sobre Somalia de Amnistía Internacional: “No fue un acto de justicia ni una ejecución. Esa niña sufrió una muerte horrible a instancias de los grupos armados de oposición que actualmente controlan Kismayo. Este homicidio es otro abuso contra los derechos humanos cometido por los combatientes en el conflicto de Somalia y demuestra de nuevo la importancia de que la comunidad internacional actúe para investigar y documentar estos abusos a través de una Comisión Internacional de Investigación.”                                                            
                                                                                                   

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